viernes, 19 de julio de 2013

Verano

Se acostumbró a su frialdad, como el que se acostumbra al clima de Irlanda; al final, uno ya no recuerda lo contrario y hace definitiva una forma de vida diferente. Los días pasaban con desafecto, despacio y a la vez deprisa y conforme avanzaba el tiempo, la distancia era mayor y mayores los silencios, en un marco de normalidad que hacía precisamente, más cercana la falta de ilusiones. A veces, llegada la tarde y cuando estaba a punto de morir el día, se sentaba para contemplar cómo se escondía el sol zambullendose en el mar porque le hacía pensar que su vida se había convertido en ese sol que sale y se pone, un conjunto de repeticiones que sucedían de la misma manera sin aportar novedadal paisaje. Pero se acostumbró a esa manera de vivir y no le importaba si mantenía al menos, una estabilidad que solo se alteraba por sus sueños, donde las cosas no ocurrían de la misma manera.

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