martes, 24 de septiembre de 2013

Tu nombre



Cuando hayas muerto,
ya nada necesitará tu nombre.
Tan solo el recuerdo que vaga por el infinito de la memoria, de aquellos que tanto te quisieron.

Somos silencio y sombra,
y en esas voces viviremos hasta que ya nadie ni nada nos conozca, 
ni les conozca a ellos.

Persistiremos pues en los libros que escribimos y en las historias que vivimos, en los atardeceres rojos,
en las personas que amamos
y que nos sucedieron
para vivir o morir eternamente,
como mueren o viven los genios.



martes, 3 de septiembre de 2013

Parad los relojes...

Parad los relojes y apagad los teléfonos, dadle al perro un hueso jugoso para que no ladre, haced callad los pianos y que resuenen los tambores, que entre callada la muerte y los que la sienten ahora.

Que los aviones rujan en el cielo y enmudezca el viento, que su humo negro anuncie calladamente, que ella ha muerto, que las palomas se vistan de gala y los agentes enfunden sus guantes negros. Porque ella era mi norte, era mi sur; mi este y mi oeste, los días de duro trabajo y los de sereno descanso, mi aterdecer y mi amanecer, mi sueño y mi canción. Pensé y ahora sé que estaba equivocado, que este nuestro amor duraría para siempre. Ya no quiero estrellas, ¡que las apaguen ¡ que enfríen el sol y enciendan la luna, que sequen los mares y mueran los bosques porque ya nada, nada, volverá a tener sentido.

 Funeral Blues de WH AUDEN 
Traducción de Javier Gausí